Más de un tercio de la población de Arenys de Mar (Maresme), unas cinco mil personas, ha firmado en uno de los formularios repartidos para evitar que un vecino, que mantiene el anonimato por temor a represalias, amparado en la Plataforma Contra las Campanas, logre silenciar los tañidos de las campanas de la iglesia parroquial de Santa Maria, como así ha exigido al Síndic de Greuges y al Defensor del Pueblo.
Así, en las distintas actividades que se celebran en Arenys, los vecinos favorables a las campanas, recogen firmas y ofrecen dar un repique reivindicativo en un campanario de cartón-piedra. La polémica ha movilizado a un grupo de voluntarios para mantener lo que consideran una tradición local.
La plataforma contraria pretende eliminar el toque de cuartos –cada 15 minutos- y los repiques nocturnos ya que, según el abogado Lluís Gallardo, especialista en contaminación acústica, superan en más de 20 decibelios el mínimo permitido por la legislación.
Para los vecinos de Arenys de Mar, sin embargo, la petición es un ataque al patrimonio histórico y recuerdan que el impulsor de la iniciativa contra las campanas vive en la parte alta, donde los tañidos apenas son audibles.
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