Utilizar un timbre deficiente para marcar el inicio y la finalización de los rounds es algo así como que un referí de fútbol o de basket, entrara a la cancha a dirigir con un silbato inservible o directamente no llevara nada.
Años atrás, una buena campana de sonido agudo y perforante, sin ninguna necesidad de ninguna otra ayuda era suficiente como para que al menos el referí –a veces en el fragor de la lucha los boxeadores no escucharían ni el estampido de una bomba- se enterara de que el round estaba por comenzar o lo que es mucho más importante, finalizar.
Los tiempos modernos mandaron a estos cencerros en los principales centros de boxeo al galpón de los recuerdo y orgullosos marcaban los tiempos con un timbre eléctrico, que por caso, en el Luna Park estaba conectado a cuatro focos rojos que se encendían junto con la chicharra.
Pronto aparecieron los imitadores para ufanarse de estar al día con los progresos de esas capitales del boxeo y optaron por la eléctrica chicharra. Lo que no se ha tenido en cuenta, es que esos aparatos –cosa que no sucede con los hierros y los bronces- deben tener un permanente mantenimiento porque tanto el cablerío como la propia campanilla sufren más de lo debido por los malos tratos que reciben tanto en el armado como en el desarmado del ring. Empezaron luego de cierto tiempo los problemas. El campanilleo se iba volviendo afónico, a veces no funcionaba en el momento preciso y en otras ocasiones se volvía directamente inútil. Ante la sucesión de estos hechos, en el reglamento de la FAB es obligatorio que el time keeper, por cualquier inconveniente lleve un silbato.
Han pasado ya muchos años desde que los timbres eléctricos empezaron a confundir a árbitros, boxeadores, fiscales y al propio público. Como no hay nada más seguro que una buena campana, pueden observar por televisión las vistosas y sonoras que adornan las peleas de Las Vegas o las de Alemania. También el Luna Park tiene una de respetables dimensiones. Se volvió al principio tomando una sana medida.
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ソY qué tiene que ver el timbre con esto? Que un comentarista, guiándose por el cronómetro) se asegura que sonó en medio del bullicio y nadie lo escuchó, concretándose la acción final del árbitro diez segundos después de los tres minutos reglamentarios. Me tome un trabajo extra, cronometrar el round en la cinta de mi grabadora. Mazurier cayó faltando 15 segundos, volvió a la lucha a menos 3 y el nocaut técnico se decretó a los 3 minutos y 14 segundos. La campana, que era una lágrima cuando el estadio estaba en silencio, al menos por la televisión no se escuchó en la finalización del combate.
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