Desde hace unos meses, algunos vecinos de Iturmendi sentían que la campana que mira a Urdiain, la Mayor, no sonaba igual. La razón la encontraron al subir al campanario, donde pudieron constatar una gran fisura en esta campana de bronce tipo romana, fundida en 1687, con un peso de 920 kilogramos y una altura de 1,1 metros. "Según un informe realizado por una empresa valenciana, presentaba una rajadura de 20 centímetros en vertical por 70 centímetros en horizontal en el interior y 40 centímetros de longitud por el interior en el perímetro del badajo además de un desgaste de 20 milímetros" explica el párroco de Iturmendi, Fernando Razkin. También pudieron observar que la campana que mira a Urbasa, conocida como la de San Miguel, fundida en 1589 y de 745 kilogramos de peso, también se encontraba en mal estado, con una grieta horizontal de 700 mm en el punto de golpe del badajo.
¿FUNDIR O RESTAURAR? Ante esta situación, la junta parroquial se puso a trabajar en el tema. "Consultamos con la diócesis y nos facilitaron la dirección de una empresa de Zamora y otra de Cantabria. Uno de los expertos nos sugirió que lo mejor era fundirlas y hacerlas de nuevo pero nosotros queríamos conservar las campanas existentes porque forma parte de patrimonio local. ¿Cuántos acontecimientos religiosos, culturales, festivos y de toda índole no habrán anunciado y enaltecido en estos siglos estas campanas?", observa el párroco. En este sentido, indica que la campana mayor realiza unos 122.000 toques al año sólo con el reloj, cada hora y media hora, a los que hay que unir los anunciadores de acontecimientos religiosos y populares.
Así, siguieron investigando, y a través de Internet dieron con una empresa valenciana, 2001 Técnica y Artesanía, y por medio de ésta, con una firma alemana, Lachenmeyer, experta en reparar grietas en bronce. . "Las campanas deben ser tratadas a unos 1000º y es una técnica complicada", afirma el párroco. Esta empresa alemana cuenta con más de siete décadas de experiencia. En este tiempo ha soldado unas 3.500 campanas, de todos los tamaños y antigüedad, de países como Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Holanda, Italia, España o Rusia. Entre estas está la mayor campana de vuelo libre de mundo, la de San Pedro de la catedral de Colonia (Alemania), de 25.000 kilogramos de peso, 3,35 metros de altura. Tenía una grieta de 1,10 metros.
Asimismo, debido al desgaste ocasinado por el golpe del badajo, se deberá enriquecer el interior. Para ello, la firma alemana cuenta con la patente de renovación circular de las campanas, que permite recuperar el espesor original de los puntos de impacto del martillo en el percutor, mediante la soldadura de nuevo metal. De esta manera aumenta la vibración en un 30% aproximadamente, además de aumentar la potencia de sonido. La empresa garantiza la recuperación exacta de la forma, la decoración y el sonido de la campana y da una garantía de 10 años.
Pero la restauración de las campanas no finaliza aqui, ya que para devolverles su color original, deberán ser llevadas a Valencia. Allí se les aplicará un proceso de chorreo de silicato y después el acabado final. También se les cambiará el badajo. Ya listas, volverán a su lugar original, el campanario de la parroquia de Iturmendi, dónde volverán a sonar con su acústica original. Se prevé que su vuelta sea el próximo diciembre.
FINANCIACIÓN El presupuesto total, es decir, la grúa para bajar las campanas desde el campanario, a 25 metros; transporte, arreglo de las campanas, y colocarlas de nuevo en su lugar, asciende a 27.028 euros. Por ello, la junta parroquial ha solciitado incluir este proyecto en el programa Tu eliges, tu decides, de Caja Navarra ( proyecto número 13.163) y también ha solicitado ayuda entre los feligreses, a quienes ha ha enviado recientemente una carta en la que se informa del proceso seguido y de la importancia de las campanas en la vida local. Los donativos deberán ser entregados en la parroquia en un sobre en el que figure la inscripción "donativo para las campanas". Asimismo, se han abierto dos cuentas corrientes para poder realizar donativos. La primera es en Caja Navarra (20540162019148446920) y Caja Laboral (30350116911161009073).
El párroco confía en la generosidad de los vecinos para poder cubrir los gastos previstos, dada su vinculación a las campanas. "Las campanas son el sonido de la vida del pueblo, y reflejan sus diarias vivencias, desde las mayores alegrías a los momentos más tristes. Desde los acontecimientos más religiosos, a los de cualquier acontecimiento importante del pueblo, o al diario sonido por el cual sabemos la hora en que vivimos", señala el párroco.
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