Han llegado. Respladecientes, broncíneas, magníficas. La restauración las ha dejado como nuevas. Y ya están en Xàbia. La camioneta que las trae de Nàquera acaba de llegar a la Plaça de l'Església. Los curiosos se arremolinan y toman las primeras fotos de las cuatro campanas restauradas. Ahora comienza la operación de bajarlas y colocarlas en los soportes en los que se van a exponer durante todo el fin de semana.
Y también se muestra la matraca. La iglesia gótica de Xàbia clama al cielo. Y, en Semana Santa, cuando las campanas enmudecen, hará rodar la matraca. Estrépito. Tableteo. El templo recupera el lenguaje de las campanas y añade nuevos sonidos. Al "tolón, tolón" se suma el estruendo del Oficio de Tinieblas de la Semana Santa. Es en ese momento cuando se hace girar, frenética, la matraca.
La "Grossa" o "Bertomeua", la "Victòria", la "Sebastiana" y la "Mariana" están como nuevas. El bronce, recién bruñido, refulge. El yugo de madera impresiona.
Las campanas y la matraca se subirán con una grúa el lunes a la torre de la iglesia gótica. Los tosqueros han trabajado duro durante estas últimas dos semanas para dejar listo el campanario para colgar los bronces.
Xàbia recupera el clamor. Estaría bien que el volteo y repicar de las campanas estremeciese los cielos y trajera la bendición de la lluvia. Hace mucha falta que un colosal hisopo de nubes descargue con ganas.
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