El Arquitecto Conservador de la Catedral de Sevilla, D. Alfonso Jiménez, nos pidió un primer avance del estado de las campanas y sus instalaciones en el año 1994, estudio que sólo pudimos comenzar en febrero de 1995, ya que era preciso reconocer la seguridad y el estado del conjunto ante la inminente celebración del matrimonio de la Infanta de España, en el mes siguiente, en esa misma Santa y Patriarcal Iglesia.
Contamos con la inestimable ayuda de dos albañiles de la Catedral, dispuestos para nuestro servicio, que montaron un andamio móvil, que se iba desplazando de campana en campana, hasta ir tomando todos sus datos, tanto acÚsticos como epigráficos y mecánicos.
En el trabajo, de cierto riesgo, a pesar de las medidas de seguridad tomadas por nosotros, llegamos a recoger la mayor parte de las inscripciones de las campanas, grabándolas en vídeo, que es la mejor manera de poder transcribirlas con tranquilidad y de poder volver repetidas veces a las mismas, sobre todo en el caso de las numerosas dudas que plantean las abreviaturas de las campanas de letra gótica, tanto mayÚscula como minÚscula.
También se recogieron los sonidos de las campanas existentes, cuyo análisis aÚn está en proceso, ya que se trata de campanas de muy diversas épocas, y no todas de la calidad que se merece esa torre catedralicia.
Los resultados provisionales de nuestro trabajo, que se completa con las fichas adjuntas, son los siguientes:
Campana | Nombre | Tipo | Autor | Año |
---|---|---|---|---|
1 | San Juan Bautista | volteo | ALFREDO VILLANUEVA | 1908 |
2 | Santa Lucía | volteo | ANTONIO MARQUEZ | 1914 |
3 | Santa Catalina | golpe | 1599 | |
4 | San José | volteo | HIJO DE MANUEL ROSAS | 1992 |
5 | San Laureano | volteo | MURUA | 1962 |
6 | San Pedro | volteo | MIGUEL GUERRERO | 1773 |
7 | San Juan Evangelista | volteo | ZACHARIAS DITRICH | 1793 |
8 | Santa Inés | volteo | JUAN JAPOM | 1872 |
9 | Omnium Sanctorum | golpe | RIBA | 1764 |
10 | Santa Bárbara | volteo | ALFREDO VILLANUEVA | 1908 |
11 | San Isidoro | volteo | ZACHARIAS DITRICH | 1788 |
12 | San Miguel | golpe | MANUEL LUIS RODRÍGUEZ | 1792 |
13 | San Pablo | volteo | FRANCISCO JAPON | 1851 |
14 | Santa Cecilia | volteo | HIJO DE MANUEL ROSAS | 1992 |
15 | Santa Cruz | golpe | FRANCISCO FRS | 1500 |
16 | Santa Florentina | volteo | RIBA | 1763 |
17 | San Sebastián | volteo | FRANCISCO JAPON | 1851 |
18 | San Cristóbal | volteo | ------------------------------- | ----- |
19 | San Fernando | volteo | JOSÉ DE LA RIVA | 1763 |
20 | Santa Justa | volteo | FRANCISCO JAPON | 1851 |
21 | Santiago | golpe | JUAN AUBRI | 1438 |
22 | Santa Rufina | volteo | SOLANO | 1714 |
23 | San Hermenegildo | volteo | FRANCISCO FERNÁNDEZ | 1814 |
24 | Santa María, la Mayor, la Gorda | golpe | BALAVARCA | 1588 |
A | Campana de las horas del reloj | horas | DOMÍNGUEZ | 1400 |
Podríamos establecer como regla que las campanas de la Catedral de Sevilla son mejores (tanto en su acabado como en su sonoridad) cuanto más antiguas. Las epigrafías más limpias, las sonoridades más rotundas, el acabado más perfecto, se da en las campanas góticas, aunque las de DITRICH del siglo XVIII son todo un alarde de perfección en cuanto a factura.
Las campanas del XIX y las del XX, con la excepción de la de Murua, se podrían fundir, todas en un bloque, sin tener el menor reparo en cuanto a la pérdida de unos objetos sonoros: en unos casos es la mala fundición, en otros la deficiente epigrafía y en todos la terrible sonoridad que desdice frente a las campanas más antiguas.
Naturalmente, con el tiempo todo el mundo acaba acostumbrándose a sus campanas, que considera "las mejores del mundo". Pero las Últimas campanas (que no son pocas, 12 de 24) nada tienen que ver con aquel conjunto, organizado en dos coros en torno a las mayores, del que tanto hablan los antiguos.
Si la sonoridad del conjunto "moderno" es deficiente, ésta distorsión acÚstica se multiplica aÚn más por su incorrecta instalación.
En los años 60, posiblemente en 1962, fecha de refundición de San Laureano, se encargó a la empresa Murua de Vitoria-Gasteiz la electrificación. Esta empresa tenía gran experiencia en motorizar conjuntos de campanas. En nuestra Comunidad Valenciana ya hicieron las de la Seo de Xàtiva en 1923, las de Burriana en 1932, pero es seguro que antes lo habían probado en tierras vascas.
Con una tecnología propia de los años veinte, partían de un concepto erróneo, y alejado de toda tradición: mientras que los campaneros tradicionales levantaban (y aÚn levantamos, en muchas Catedrales como la de València) las campanas en varios impulsos, los motores ponían (y ponen) a voltear la campana a la primera. Para conseguir esto tenían que cambiar las instalaciones y poner nuevos yugos, esta vez metálicos. Hay que reconocer que Murua hizo un notable esfuerzo para adaptar la forma de los yugos, que en otros lugares tienen un aspecto más redondeado y transparente, a los antiguos perfiles de las campanas sevillanas. Pero a cambio se perdían muchas cosas.
En primer lugar, la riqueza de los toques manuales: los campaneros, aunque interpreten un mismo toque tres veces, tratan de hacerlo diferente, "para no aburrir" ... ¡y para no aburrirse!
En segundo lugar, los propios yugos de madera. Antes, cuando se refundía una campana, el yugo se conservaba. A menudo era una pieza de venerable antigüedad (como los actuales de las campanas "de martillo", que son posiblemente de su misma época). Pero la ventaja del yugo de madera no era sólo su duración, de varios siglos, sino su finalidad: las mejores sonoridad y conservación de la campana. No hay que olvidar que si "los antiguos" eran capaces de fundir grandes masas de metal (la campana Gorda es una buena prueba, pero la del reloj aÚn es mejor testimonio), también podían haber fundido yugos de hierro, mucho más barato que el bronce y fácil de hacer. Pero empleaban la madera, más cara, con una conservación más frecuente... pero con una mejor sonoridad (ya que aísla la campana de la fábrica de la torre) y una seguridad más alta (las estructuras de madera no rompen de repente). Un yugo de madera estaba hecho de modo que si se partía quedaba trabado en el muro, impidiendo una caída siempre costosa y a menudo peligrosa.
Decíamos antes que las campanas manuales se levantaban con varios impulsos. El esfuerzo era mayor para ponerlas invertidas, pero luego, la velocidad de caída era más alta, el badajo solo acariciaba el bronce al golpearlo, dejándolo sonar y no poniendo en peligro su existencia.
Por tanto estas son las diferencias entre ambos sistemas:
Yugos de madera | Yugos de hierro |
Desequilibrados | Equilibrados |
Cuestan más de poner invertidos | No cuesta nada invertirlos |
Hay que conservarlos | Hay que conservarlos |
La madera, bien curada, dura siglos | El hierro, bien conservado, dura de 30 a 50 años |
El esfuerzo para voltear es menor, sólo impulsos | El esfuerzo para voltear ha de ser constante |
Los golpes son más fuertes pero el badajo no queda pegado a la campana | Los golpes son menos potentes, sobre todo el segundo, pero el badajo queda pegado al bronce, dando a veces dos y tres rebotes. El badajo debe ser mayor. |
Los badajos se rompen cada 50/100 años | Los badajos se rompen cada 1/3 años |
Las campanas duran siglos | Las campanas duran años |
La tecnología de Murua, en aquel momento (y la de muchos fundidores e instaladores españoles, aÚn hoy en día) parte de estos principios, a nuestro parecer erróneos:
La solución, ya utilizada en docenas de campanarios de nuestras tierras valencianas, consiste en emplear los yugos de madera, con todas sus ventajas, y con todo su valor patrimonial. Los motores deben reproducir la oscilación inicial y luego dar pequeños impulsos, como los campaneros, para que las campanas vayan libres, suenen más y mejor, y duren más tiempo. Y debe existir la posibilidad, cada vez más compartida, de tocar alguna vez a mano las campanas.
En resumen, los nuevos motores, controlados por ordenador, y de los que existen varios cientos en funcionamiento, deben respetar las siguientes condiciones:
Y, desde luego, hay que aplicar esos principios de restauración, que son tan obvios para otras intervenciones (arquitectónica, escultórica, pictórica) pero que aÚn son desconocidos entre las empresas de campanas. Se trata de documentar, de justificar las actuaciones, de hacerlas reversibles, en la medida de lo posible, sin dejar de garantizar la seguridad de las mismas. Y se trata de aplicar las tecnologías actuales, cuando el caso lo requiera. Un ejemplo: si la Santa Inés, de apenas un siglo, está rota, mala suerte, se sustituye por otra nueva, acorde con la sonoridad del conjunto, Pero si una de las góticas se rompe, Dios no lo quiera, hay la posibilidad de soldarla, a un coste menor que la refundición, con lo que recupera totalmente y con plena garantía, la sonoridad original perdida.
Incluso, los nuevos motores pueden, o están a punto de hacerlo, dejar las campanas hacia arriba, entre toque y toque. ¿No es lo que hacían los campaneros de la Catedral de Sevilla como se puede ver en antiguas postales, con un par de campanas levantadas, y probablemente atadas a los badajos que hay en la sala entre una y otra?
Cada una de las campanas tiene detallada en su ficha el estado de conservación en el que se encontraba en el momento de la toma de datos. Se pueden deducir las siguientes conclusiones:
La instalación eléctrica, propia de los años 60, no cumple las normas de seguridad de baja tensión. Aunque hay 360 V, aparentemente, la instalación carece de toma de tierra (los motores y los electromazos alimentados por 3 hilos y no por 4). No hay un interruptor general de desconexión en caso de emergencia. No hay tomas de corriente, convenientemente distribuidas, por la sala, para trabajos de mantenimiento.
La sustitución del reloj histórico constituye un error que ha sido reparado en otras torres europeas. En el Belfort de Brugge, en Bélgica, el reloj barroco sigue funcionando, movido por su propio péndulo. Sin embargo han llegado a una solución ingeniosa para mecanizarlo: hay tres motores con embrague, parecidos a los de arranque de un automóvil, que se conectan sólo para dar las tres cuerdas necesarias: movimiento, cuartos y horas. Están puestos de tal modo que se puede hacer este remontaje manualmente si se desea. El problema de la precisión del reloj (que resolvía cada día el encargado de darle cuerda) está resuelto también de manera original, conjugando la técnica y la tradición: el reloj se lleva un poco adelantado (el péndulo corto) de manera que a cada hora, un par de minutos antes, se comprueba si va en hora. Si no es así hay un electroimán, controlado por un ordenador, que retiene el péndulo y lo suelta en el momento preciso para que siga oscilando otra hora más.
La Santa Iglesia Catedral de Sevilla tenía una hermosa tradición, que hace poco dejó de seguirse: se trata del toque de la hora segÚn el meridiano de Sevilla y no por el de Greenwich. Ciertamente se trata de una tradición que puede traer desajustes si no se conoce, pero podría ser otro rasgo de identidad, si es que no hay bastantes en este conjunto de campanas y en este campanario tan peculiar, el toque a la hora "real", y no a la europea, al menos en lo que tiene que ver con el reloj. Eso no contradice los toques de coro, que avisan y luego coinciden con el principio del mismo, o con otros toques litÚrgicos, que generalmente ocurren en el momento de la acción sagrada (como la salida de una procesión), sea a la hora que sea.
En estos momentos la visita se limita a un pequeño esfuerzo (no muy grande gracias a la comodidad de las rampas) para ver el paisaje. Sin embargo no hay un conocimiento de la torre, ni de sus toques, ni de sus usos, historia o tradiciones. Podría ser Útil la idea de organizar visitar a ciertas horas, que mostrasen salas y peculiaridades del edificio. Estas visitas tienen la ventaja de llevar al grupo acompañado, con lo que se puede acceder a lugares que no pueden estar sin un guarda.
Cabe observar que la solución de las vallas inclinadas es muy ingeniosa, pero muchas de ellas están flojas, y habría que revisarlas. Por supuesto la ubicación de las campanas a mayor altura y con yugos de madera permitiría una redistribución de estas vallas y una uniformización, teniendo en cuenta que las instalaciones tradicionales necesitan menos espacio para el volteo (los yugos nuevos son mucho más largos que las campanas, los antiguos suelen ser sólo un 10 % más altos).
Hemos marcado las líneas generales de lo que debiera ser un estudio de las campanas y una propuesta de restauración. No obstante, en el proyecto se detallarían mucho más, campana por campana, y toque por toque, diversas propuestas para recuperar acÚstica, estética y visualmente uno de los mejores conjuntos de campanas de las Catedrales de España, que ahora está en un peligroso estado de conservación y abandono.
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