A raíz del artículo publicado en este medio de comunicación dando a conocer el proyecto de restauración de las campanas de San Bartolomé (VER AQUÍ), algunos lectores y lectoras comentaron que su datación no era tan antigua como cabría esperar en un monumento de más de 600 años como es la iglesia-fortaleza.
En una rica exposición pública realizada por Marcos Buigues Metola, de la asociación de Campaners de la Catedral de València, quedó claro el porqué: Las actuales Victòria, Sebastiana, Mariana y Bertomeua son posteriores a la Guerra Civil y sus predecesoras fueron utilizadas para la inverosímil fabricación de armamento. Es decir, unos elementos fundidos para resonar con múltiples usos y convertirse en un elemento más de la cotidianidad de antaño, además de su principal finalidad religiosa; fueron utilizados para la confección de armas.
El telegrama enviado a tal efecto por el Excmo. Sr. Gobernador Civil al Consejo Municipal Administrativo de Dénia decía así: "El Comisario Politico de Alicante y Murcia de la Subsecretaria de Armamento desde Elche me dice habiendo recibido orden de la Subsecretaria de armamento para recoger el mayor numero de campanas que han de ser destinadas a la fundicion".
Los primeros registros de las antiguas campanas que se conservan datan de 1575. El párroco de aquel entonces, D. Baltasar Dalp bautizó a Tófola “de nueve quintales de peso” y Cristóbal, más pequeña “de siete arrobas”. En 1651 llegó la colosal Bartolomeua María Antonio de Padua y Apolonia de “veintisiete quintales de peso, 108 arrobas” que fue bendecida por el pavorde D. Bartolomé Borull. En 1843 llegó la última conocida San Bartolomé Apóstol.
Según apunta Buigues Metola, cabe esperar que en la creación de armamento se utilizaron las dos más grandes ya que en el campanario se quedaron las dos más pequeñas y antiguas. No es hasta 1941 cuando los Hermanos Roses de Silla funden las actuales Victòria, Sebastiana y Mariana. Para su confección se aportaron “dos campanas antiguas conservadas, para ser refundidas y aprovechar bronce”. Un año después, Bertomeua se unió a sus hermanas.
Según la explicación de Marcos Buigues, no es hasta 1953 cuando se les instalan nuevos yugos, pero sin electrificarlas. Este último paso se realizó, en el año 63, en tres de ellas a la vez que se instalaron motores de volteo, se instalaron nuevos yugos y Salvardor Manclús de València refundió la actual Mariana a partir de la antigua.
La entrada del nuevo milenio supuso el fin de los volteos de La Grossa (Bertomeua). Según publicó el Diario Información en 2004: “El deterioro del campanario ha obligado a dejar de utilizarla en parte, pues sí que sigue dando los toques”. El principal inconveniente para continuar disfrutando del valor patrimonial del volteo fueron sus 1.500 kg de peso “[…] debido a su peso, ha desgastado parte de la piedra tosca donde apoya su "brazo" derecho, lo que la ha desviado de su eje, impidiendo así que sea volteada”. Ya entonces, la parroquia mostró su preocupación por el estado general del campanario y solicitó la valoración técnica para proceder a su rehabilitación.
Las otras tres campanas, mucho más ligeras, (Victòria pesa 151 kilos, Sebastiana 190 kilos y Mariana 480 kilos) sí han continuado siendo volteadas. De hecho, en 2007 fueron protagonistas de un concierto de toques manuales con motivo de la exposición Campaners, Campanes i Tocs que se celebró en el Museu Soler Blasco. También en 2012 con motivo del 400 aniversario del Título de Vila de Xàbia. El penúltimo volteo manual se produjo en 2017 con motivo de la conmemoración del 50 aniversario del nombramiento de Jesús Nazareno como alcalde perpetuo del municipio. El último tuvo lugar en 2021 con la celebración de la primera eucaristía oficiada por el último sacerdote de Xàbia, Eloy Costa.
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