RUIZ, A. - El Instituto de Estudios Manchegos echa las campanas al vuelo con Antonio Vallejo

El Instituto de Estudios Manchegos echa las campanas al vuelo con Antonio Vallejo

El nuevo consejero de número disertó sobre el milenario lenguaje sonoro procedente de las espadañas y campanarios para transmitir “de todo”


Ojipláticos y boquiabiertos dejó a bastantes este viernes Antonio Vallejo con todo lo que se transmitía en una comunidad con el tañido de las campanas desde las torres, mientras a otros les sobrevino un aire de evocación y nostalgia reviviendo diferentes ambientes presididos, con sus muchos significados, por el sonar de estos instrumentos desde lo más alto de sus pueblos.

En su incorporación al Instituto de Estudios Manchegos como nuevo consejero, en un acto celebrado en el salón de plenos de la Diputación con muchos churriegos entre los asistentes, esbozó la valiosa utilidad del “ancestral lenguaje” de las campanas de torre en unos tiempos en los que no existía teléfono, radio, televisión ni internet, sirviendo no sólo para marcar las horas o llamar a los fieles al culto, sino para transmitir muchos otros mensajes a la comunidad y anunciar buenas y no tan buenas nuevas.

Utilizadas las campanas por muchas culturas y civilizaciones para multitud de actividades como en Roma para, entre otros usos, anunciar la apertura del comercio, la hora del baño o la proximidad de un cortejo, con el cristianismo este instrumento alcanzó un gran simbolismo, siendo empleado para llamar al pueblo a la oración y emparentando su sonido a la voz de Dios.

Generalmente fundidas en bronce y con una forma de copa invertida que se relacionaba con la bóveda del templo y el cielo, se vinculó su sonido a un sentimiento espiritual, expuso Vallejo en su intervención sobre este paisaje sonoro tradicional, en la que habló de las diferentes inscripciones que se solían incorporar a las campanas, con una decoración muy rica y variada, adjudicándoles a cada una un nombre coincidente con el Santo al que se dedicaban y recibiendo el de ‘María’ la campana mayor.

Instrumento familiar y cotidiano con un sonido que sobresale entre el rumor de las ciudades y que servía de comunicación entre los pueblos, algunos de los toques conventuales son los de maitines y laudes para anunciar el día, primas, tercias, sextas, nonas y completa, y en los pueblos, antes de que llegaran los relojes a las torres y marcasen las horas, ordenaron la vida con toques como los del alba, del ángelus o el del puchero que se realizaba a las doce del mediodía animando a alzar una plegaria, preparar la comida y descansar, con dichos populares como ‘el que oye las doce y no va a comer o no tiene hambre o no tiene qué’.

Códigos sonoros

Ciertos matices esotéricos, mágicos y espirituales se relacionaron con el tañer de unas campanas que fueron creciendo en tamaño y también en mayores campanarios, ampliándose sus funciones para la emisión de comunicados de todo tipo con la creación de unos códigos sonoros que los campaneros aprendían a emitir y los ciudadanos a interpretar.

Había toques en los que sólo intervenía una campana y otros en los que se requerían más sonando a la vez o en alternancia, mientras que, respecto a la forma de obtener el sonido, citó como ejemplos el repique, el simple movimiento del badajo, el bandeo sin doblar la campana o su volteo.

En la inmensa alegría de las fiestas, las campanas se voltean; y los quintos echaban “las campanas al vuelo” hasta dejarlas mudas como muestra de regocijo y vigor; pero está también el toque ‘a nublo’ o ‘tentenublo’ con la creencia de que podían espantar tormentas como las de piedra que dañaban los cultivos, lo que podía conducir, en casos de rivalidad, a que los de un pueblo les quitaran los badajos a las campanas de otra localidad próxima para que no ahuyentaran las tormentas dirigiéndolas hacia su municipio.

Mucho también tienen que decir las campanas en el duelo, con toques de tremendo pesar como el de difunto e incluso que podrían sobrecoger al que tenía su vida pendiendo de un hilo como el de agonía anunciando un inminente fallecimiento. Con tránsitos de la campana mayor o más grave espaciados en el tiempo se anunciaba por la mañana y hasta las doce ‘el pasar a mejor vida’ y con clamores, tres en el caso de los hombres y dos en las mujeres, existiendo también el toque de ‘muerto fuera de hora’ que sonaba desde las doce a las dos de la tarde, y el de gloria en relación con la pérdida de un párvulo usando las campanas más agudas y ligeras para compartir en cierto modo alegría ya que iba “derecho al cielo”.

De faro y aviso

Otro toques son los de ‘perdidos’ cuando alguien se extraviaba sirviendo el tañido de faro para orientarle en su regreso al pueblo, el de ‘albricias’ festejando un logro ante un bando contrario, el de ‘consejo’ para acuerdos de la comunidad y el de ‘alarma’ o ‘arrebato’, interpretado de manera enfurecida e insistente para avisar de una desgracia, inundación o fuego, incluso ofreciendo información sobre dónde sucedía, sin olvidar otros muchos avisos como, por ejemplo, los del día del mercado o la llegada al pueblo del cirujano-sacamuelas.

Tras ser indicativas de muchos eventos sociales, las campanas han perdido gran parte de su protagonismo, incorporando dispositivos electrónicos que hacen que en muchas ocasiones “suenen sin alma”, sin las vibrantes emociones y mensajes que las hacían transmitir los campaneros, señaló Vallejo sobre este lenguaje sonoro milenario.

Carillones

Natural de Argamasilla de Calatrava y residente desde muy pequeño en Miguelturra, Vallejo es “músico por vocación y tradición”, indicó en la laudatio Jerónimo Anaya sobre este investigador de un valioso patrimonio cultural que, también en su intervención, describió cómo emergió la creación de los juegos de campanas o carillones, tocados con martillos mediante un teclado. En torno a cincuenta campanas tienen algunos carillones como el de la Generalitat de Catalunya, un amplio número de compositores se han interesado por este instrumento como Händel, Bach y Tchaikovsky, y actualmente se encuentran en varias ciudades, donde suenan himnos territoriales, como en Valencia y Oviedo o aparecen personajes identitarios como los de Cervantes, Quijote y Sancho en el de Ciudad Real.

La insignia y diploma como nuevo consejero del Instituto de Estudios Manchegos los recibió de manos de la alcaldesa, Eva María Masías, y el diputado provincial, Dionisio Vicente, quienes felicitaron a Vallejo por su “clase magistral” sobre un paisaje sonoro que forma parte de las vivencias de muchos con sonidos que sobrecogen desde el tañer lento y triste de los días de duelo al jubiloso cuando llegaban las fiestas.

RUIZ, A.
Lanza. Diario de la Mancha (11-02-2023)
  • CIUDAD REAL: Campanas, campaneros y toques
  • Conferencia: Bibliografía

     

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    Actualización: 11-05-2024
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